En las fases de planeación de la auditoría de estados financieros, el auditor debe identificar y valorar los riesgos de incorrección material debida a fraude. El término “fraude” se refiere a un acto intencional de uno o más individuos de entre la Dirección, los encargados del gobierno de la entidad, los empleados, o terceros que implica el uso del engaño para obtener un beneficio injusto o ilegal.
El fraude cometido por uno o más miembros de la Dirección o por los encargados del gobierno de la entidad se llama “fraude de la Dirección”. El fraude cometido por los empleados de la entidad se conoce como “fraude de empleados”. En cualquiera de los dos casos puede haber colusión dentro de la entidad o con terceros fuera de la empresa.
Existen dos tipos de fraude con los que el auditor puede encontrarse en el transcurso de la auditoría de estados financieros: la apropiación indebida de activos y la manipulación de los estados financieros. A continuación se detallan las características de cada uno.
La Apropiación Indebida de Activos
La apropiación indebida de activos puede ser cometida por los dueños, la dirección o los empleados de la empresa. Por lo general, consiste en que las personas anteriormente mencionadas se adueñan de ciertos activos de la empresa y los usan para su beneficio personal o para ayudar a alguien más. El monto de la apropiación indebida es variable, a menudo se circunscribe a una necesidad particular; pero puede aumentar si no se detecta rápidamente. Este tipo de fraude se lleva a cabo mediante evasión de los controles internos o explotación de las debilidades de dichos controles, el robo de inventario y de activos, y la colusión.
Manipulación de Estados Financieros
La manipulación de estados financieros consiste en reportar un nivel más alto o más bajo de utilidades que las que realmente se dieron. La manipulación de los estados financieros puede ser cometida por los dueños, la dirección o los empleados de la empresa. En el caso de los dueños y la dirección la motivación para cometer este tipo de fraude puede ser obtener un beneficio personal en la forma de ahorros en impuestos o de hacer negocios inflando los precios. En el caso de los empleados la motivación puede ser obtener un bono por desempeño, ocultar pérdidas inconvenientes para sus intereses o encubrir activos robados. Cuando es cometido por la Dirección este fraude por lo general es cuantioso, cuando es cometido por los empleados casi siempre es de menor cuantía, pero puede acumularse de manera importante si no se detecta. Este tipo de fraude se lleva a cabo mediante la evasión de los controles internos o la explotación de sus debilidades, la inclusión en los reportes financieros de transacciones falsas o incorrectas, la manipulación de las políticas contables y la colusión.
Aunque el fraude puede ocurrir a cualquier nivel de la organización, la tendencia es que sea más serio e implique montos monetarios más altos cuando está involucrada la Dirección.
El Triángulo del Fraude
Por otra parte, hay tres condiciones que a menudo dan indicios sobre la existencia de fraude: la presión, la oportunidad y la racionalización. Los contadores forenses llaman a estas tres condiciones el “triángulo del fraude” porque cuando están presentes, es muy probable que esté ocurriendo fraude. A continuación se explican las tres condiciones del triángulo de fraude.
Presión: a menudo es generada por necesidades inmediatas; como por ejemplo, tener deudas personales importantes o necesitar cumplir las expectativas de utilidades de un analista o de un banco.
Oportunidad: una mala cultura corporativa y falta de procedimientos adecuados de control interno pueden crear la oportunidad de que se cometa un fraude y que este no sea detectado.
Racionalización: la racionalización es la creencia de que no se ha cometido realmente un fraude. Por ejemplo, el perpetrador piensa que lo que está haciendo no es gran cosa o que solo está tomando lo que merece.
Además existen ciertas condiciones que pueden darse al interior de las empresas y que generan un entorno susceptible al fraude. Algunos ejemplos de estas condiciones son: gobierno ineficiente, falta de liderazgo de la Dirección, un mal tono por parte de los directivos, altos incentivos por el desempeño financiero, expectativas poco realistas por parte de banqueros, inversores, u otras partes interesadas, control interno inadecuado, e impuestos y otros gastos que se consideran muy onerosos.
Equipo Auditool