Uno de los equipos formados por Auditing Section de la American Accounting Association, que ha realizado un programa de investigación para la Public Company Oversight Board (PCAOB), ha escrito un interesante artículo acerca de la preocupación de la PCAOB sobre la preparación de los auditores para los desafíos que enfrentan en la evaluación de las mediciones a valor razonable. Dicha preocupación se basa en que la PCAOB observó deficiencias en cerca del 40% de las inspecciones realizadas sobre auditorías recientes en relación con las estimaciones del valor razonable.
Los autores destacan que incluso la estimación de valores razonables basada en inputs observables en el mercado puede contener un alto grado de incertidumbre, tanto en la selección del modelo de valoración cuando existen varios generalmente aceptados, como en la selección de la fuente de los inputs utilizados. El auditor puede por tanto encontrar diferencias de valoración con impacto muy superior a la materialidad en función de si se usa uno u otro método, pero tiene serias dificultades para rechazar sobre una base argumental aceptable los métodos utilizados por los administradores para realizar sus estimaciones. Adicionalmente, la complejidad e interpretación de los diferentes y numerosos estándares de contabilidad existentes, introducen un mayor grado de dificultad a las auditorías.
En este contexto, la tarea que tiene el auditor de valorar la razonabilidad de las estimaciones realizadas por los administradores es muy compleja, debido a que se necesitan conocimientos altamente especializados y estar familiarizado con una variedad de modelos de valoración, a efectos de determinar si la selección de los modelos de valoración realizada por los administradores es adecuada cuando existen varias posibilidades.
La PCAOB ha documentado una serie de deficiencias de auditoría basadas en que los auditores no han probado de forma adecuada las hipótesis en las que se basan los administradores al realizar sus estimaciones, así como los propios modelos utilizados. Estas deficiencias están relacionadas no sólo con la valoración de instrumentos financieros complejos, sino también con el deterioro de activos intangibles, provisiones para insolvencias y devoluciones de ventas, o fondos de pensiones. El supervisor advierte de la discrecionalidad de los administradores al realizar sus estimaciones de valor razonable de forma oportunista, no sólo para no registrar pérdidas sino, en muchos casos, registrando provisiones como forma de linealizar el crecimiento de los beneficios y generar capital suficiente a efectos regulatorios.
Muchas de las deficiencias detectadas tienen su origen en el conocimiento insuficiente de los auditores sobre modelos de valoración, así como en la ausencia de involucración de un especialista cuando es necesario, lo que genera un exceso de confianza en los administradores o en los valoradores contratados por los administradores. No obstante, dado que el auditor está obligado a evaluar el trabajo del especialista ¿cómo puede hacerlo si la razón por la que se acude a dicho especialista es porque el auditor no tiene el conocimiento suficiente como para realizar ese trabajo por sí mismo? La única conclusión posible es que es necesario que los auditores adquieran un cierto grado de conocimiento en valoraciones, no sólo para supervisar al especialista que integren en su equipo de trabajo, sino, por encima de todo, para que puedan evaluar correctamente el riesgo de auditoría ejerciendo en necesario escepticismo profesional.
Sara González
Directora de Auditoría en Grant Thornton